Ácido hialurónico (AH)

El ácido hialurónico es sin duda el material de relleno por excelencia. Es el más conocido y el más usado, y es que el ácido hialurónico es una molécula que ya se encuentra formando parte de nuestro organismo, principalmente en la piel, las articulaciones y los cartílagos. Constantemente el ácido hialurónico de nuestro organismo se está renovando, lo cual implica una destrucción del existente y una síntesis de nuevas moléculas, esto se debe a la acción de la hialuronidasa, una enzima que ayuda en estos procesos.

Es fundamental que el paciente entienda que podemos diferenciar dos grandes grupos dentro del ácido hialurónico que utilizamos en medicina estética. Simplificando mucho tenemos:

• Ácido hialurónico NO reticulado: Son moléculas de ácido hialurónico libres que no se unen entre sí y por ello solamente nos van a aportar hidratación. Es el ácido hialurónico que se usa normalmente en tratamientos de mesoterapia e hidratación de la piel.
• Ácido hialurónico reticulado: Las moléculas de ácido hialurónico se unen entre sí mediante un proceso de reticulación que forma una estructura tridimensional en la cual las moléculas forman una especie de trenzado. Este tipo de ácido hialurónico además de hidratar nos va a aportar volumen. Pero ojo, volumen no es sinónimo de hinchado. Aportar volúmenes a un rostro no es algo que nos deba asustar, y es que nuestra cara con el paso de los años va perdiendo masa ósea y grasa y se produce una depleción de volúmenes. Reponer estos volúmenes NO hincha, simplemente nos aporta un soporte para las estructuras faciales permitiendo levantar el conjunto del rostro. Es el ácido hialurónico que se utiliza para rejuvenecimiento facial y tensado, prevención del envejecimiento, relleno de labios, relleno de ojeras, rinomodelación sin cirugía, tratamiento de arrugas finas, tratamiento de surcos…

Dependiendo del grado de reticulación de la molécula, su duración media va desde los 6 hasta los 24 meses. 

En general recomiendo realizar la mayoría de los tratamientos una vez al año. Los resultados son inmediatos aunque siempre hacemos una revisión cuando ya ha bajado la leve inflamación que producen estos tratamientos.

El ácido hialurónico es uno de nuestros mayores aliados en la consulta.

El ácido hialurónico nos permite realizar multitud de tratamientos, desde aquellos que mejoran la calidad y la hidratación de la piel, hasta aquellos que nos permiten realizar un efecto de rejuvenecimiento del rostro y ciertas zonas corporales como pueden ser las manos.

El ácido hialurónico facial se puede utilizar además para aportar un cierto volumen a algunas zonas como pueden ser los labios, mejorar el hundimiento en las ojeras, definir la línea mandibular, etc.

La principal ventaja del ácido hialurónico facial es que la molécula ya forma parte de nuestro organismo, y por ello es muy difícil que nuestro organismo lo detecte como algo extraño. En nuestro cuerpo tenemos una enzima, la hialuronidasa, que se encarga de degradarlo y por lo tanto es un tipo de relleno reabsorbible, que desaparece con el tiempo. Esto es algo positivo, porque el envejecimiento facial hace que año a año, no necesitemos siempre el mismo relleno en el mismo sitio. Esto nos permite adaptar el tratamiento a la evolución del envejecimiento de cada momento.

Cuando buscamos mejorar un surco nasogeniano marcado, uno de los mejores tratamientos es el ácido hialurónico. Cuando se marca el surco, es consecuencia de una flacidez existente en la zona del pómulo. Por ello debemos tratar la causa del problema y no simplemente rellenar el surco nasogeniano. Para ello trabajamos unos puntos con ácido hialurónico que consiguen elevar y tensar el rostro mejorando indirectamente el surco nasogeniano, aunque a veces utilizamos también ácido hialurónico en el propio surco.

Los labios es otra de las zonas que pueden mejorarse con tratamientos con ácido hialurónico inyectado. Según el tipo de ácido hialurónico y la técnica que escojamos podemos lograr una hidratación de los labios, mejorar la definición de los labios, perfilar los labios, mejorar las arrugas peribucales o aumentar el volumen de los labios consiguiendo un efecto relleno del labio. Es muy importante ponerse en manos expertas para lograr resultados naturales respetando siempre la anatomía del paciente.

Otras zonas que se benefician del tratamiento con ácido hialurónico son las ojeras. Cuando tenemos una ojera hundida podemos mejorarla con ácido hialurónico, tenemos en este caso dos tipos de tratamientos: tratamiento indirecto de la ojera (tratamiento de la zona cercana a la ojera que produce indirectamente una mejoría en la ojera) y tratamiento directo de la ojera (inyección de ácido hialurónico directamente en la zona de la ojera para corregir el hundimiento. El tipo de tratamiento necesario lo determinará el profesional tras una evaluación del paciente y se pueden combinar ambos en algunos casos.

Otro ejemplo de zona en la que es muy buena opción el tratamiento con ácido hialurónico es la mandíbula y el mentón. Tratando estas zonas podemos conseguir una marcación mandibular que es un tratamiento muy demandado en hombres, podemos redefinir la línea mandibular en mujeres, mejorar la papada, el mentón retrognático, y conseguir un perfil mucho más atractivo.