Con la llegada de la primavera, las temperaturas más altas y la vuelta a los días de sol, nuestra piel necesita una recuperación tras el invierno. Perdemos hidratación y nuestra piel se ve menos suave, luminosa y flexible.
Es muy común, con la llegada de esta estación del año, la aparición de las líneas de expresión, causadas por el sol. Estas arrugas de expresión, son las llamadas “arrugas musculares “que se producen por una mini contractura del músculo, provocada por el movimiento continuo cuando sonreímos, cuando fruncimos el ceño a causa del sol… En esta época del año, nuestra piel necesita un cuidado muy específico.
Por si fuera poco, es el momento en el que ocurren una gran cantidad de eventos, las bodas, los bautizos y las comuniones están a la vuelta de la esquina y queremos ayudarte a estar preparada para todo lo que viene.
¿QUÉ TE PROPONEMOS?
Es por ello por lo que te proponemos nuestro tratamiento intensivo hidratante Hydra3Ha. Hyaluronic acid ™ . Este tratamiento consiste en 1h15 de hidratación continua, respondiendo a las necesidades de todas las pieles, con resultados en tan sólo una sesión y tu piel visiblemente más joven.
Una deshidratación excesiva por parte de nuestra piel, puede provocar que esta se contraiga y se vuelva frágil. La piel se vuelve seca cuando comienza a perder sus lípidos naturales resultado de la rotura de la barrera natural de lípidos de la piel. La capacidad de retención del agua por parte de la piel está deteriorada. En primavera, esta deshidratación se vuelve aún más extrema, y produce una sensación de envejecimiento de nuestra piel.
Para prepararte lo mejor posible para la llegada del buen tiempo, te recomendamos acudir a nuestra consulta para que la Doctora Méndez de Vigo analice tu caso concreto aconsejándote para conseguir los mejores resultados.
Cómo actúan los tratamientos con ácido hialurónico para prevenir la sequedad de la piel
Los tratamientos con ácido hialurónico para hidratar la piel en verano se basan en las propiedades hidratantes y retenedoras de humedad de esta sustancia. El ácido hialurónico es una molécula presente de manera natural en el cuerpo humano, particularmente en la piel, ayudando a retener agua asegurando su hidratación y volumen.
Durante el verano, la exposición prolongada al sol, el viento y el agua de mar o clorada de las piscinas pueden despojar a la piel de sus aceites naturales, llevando a una pérdida de hidratación, estas causas se traducen en una piel seca, áspera y, en ocasiones, irritada. Los tratamientos con ácido hialurónico contrarrestan estos efectos al atraer y retener grandes cantidades de agua en la piel, lo que ayuda a mantenerla hidratada, suave y elástica.
Estos tratamientos pueden ser tópicos, en forma de cremas, serums y mascarillas, o más profundos, como el caso de las inyecciones subcutáneas. Los productos tópicos son adecuados para su aplicación diaria y proveen una barrera contra la pérdida de humedad, mientras que las inyecciones, administradas por profesionales, pueden ofrecer resultados más duraderos en términos de hidratación y reducción de arrugas y líneas de expresión.
Además, el ácido hialurónico estimula la producción de colágeno, una proteína esencial para mantener la estructura y firmeza de la piel, lo que contribuye a un aspecto más joven y saludable. Su uso regular antes y durante el verano puede prevenir efectivamente la sequedad, manteniendo la piel hidratada en verano.
Las consecuencias de la sequedad de la piel en verano
La sequedad de la piel en verano es un problema común, debido a factores como el aumento de las temperaturas, la baja humedad o la exposición prolongada al sol. A continuación, analizamos las consecuencias para la piel:
- Irritación y enrojecimiento: La falta de hidratación puede causar una sensación de tirantez, acompañada de enrojecimiento e irritación, especialmente en las áreas más expuestas como la cara y las manos.
- Aumento de la sensibilidad: La piel seca es más susceptible a reacciones adversas frente a productos de belleza o químicos, lo que puede provocar alergias o sensibilización.
- Aspecto opaco y cansado: La deshidratación de la piel afecta su capacidad para reflejar la luz, dando lugar a un aspecto apagado y sin vida.
- Descamación y aspereza: La pérdida de humedad puede llevar a una descamación visible, haciendo que la piel se sienta áspera al tacto.
- Formación de grietas o fisuras: En casos severos, la piel puede agrietarse, lo que da como resultado heridas pequeñas que pueden ser dolorosas y susceptibles a infecciones.
- Aceleración del envejecimiento cutáneo: La sequedad crónica contribuye a la formación prematura de líneas de expresión y arrugas, ya que una piel bien hidratada es más elástica y capaz de recuperarse de los daños.
Hidratar la piel en verano adecuadamente ayuda a prevenir estos problemas cutáneos.
Tipos de piel y su respuesta a las condiciones del verano
La sequedad del verano afecta a cada tipo de piel de manera distinta, exacerbando problemas existentes y generando nuevos desafíos en el cuidado cutáneo:
- Piel seca: En las personas con piel naturalmente seca, el verano puede intensificar la deshidratación, haciendo que la piel se sienta aún más tirante y escamosa. La falta de humedad en el ambiente, sumada a la evaporación del agua de la superficie cutánea agrava la descamación y puede conducir a irritaciones y a la aparición de grietas, especialmente en áreas como los codos y las rodillas.
- Piel grasa: Aunque pueda parecer lo contrario, la piel grasa también sufre en verano. El calor incrementa la producción de sebo, lo que puede provocar un aspecto más brillante y contribuir a la formación de acné, además, la exposición al sol y el uso de productos inadecuados para protegerse pueden deshidratar incluso la piel grasa, llevando a un ciclo de sobreproducción de aceite como mecanismo compensatorio.
- Piel mixta: Este tipo de piel se enfrenta a los problemas de las pieles secas y grasas simultáneamente, con zonas que se vuelven excesivamente oleosas, como la frente y la nariz, mientras que las mejillas pueden estar secas y ásperas. El equilibrio es difícil de mantener en verano, ya que la deshidratación y la sobreproducción de sebo pueden intensificarse.
- Piel sensible: La sequedad estival es particularmente desafiante para la piel sensible, ya que la exposición al sol, el cloro y la sal pueden irritarla fácilmente, dando lugar a rojeces, picor y sensación de quemazón. La barrera de la piel se debilita, lo que la hace más susceptible a reacciones alérgicas y daños ambientales.
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